A fines de 1996 la crisis
educativa salía a la luz en Centenario, una ciudad en crecimiento que para fin
de siglo, tan solo poseía 25 mil habitantes, aproximadamente. La ciudad, contaba
con seis escuelas primarias públicas que se vieron obligadas, gracias a la
crisis educativa, a dejar a 37 niños sin la posibilidad de educarse. La mayoría
de las familias de estos niños eran de clase media baja, por lo que la idea de
pagar por la educación no era una opción y menos aún la idea de enviar a sus
pequeños hijos a escuelas de ciudades aledañas. Así fue, a grandes rasgos, la
historia de la formación de la escuela N°59, un colegio que empezó con 37
alumnos de 6 años que, sin más destinos en donde educarse y gracias al esfuerzo
y preocupación de sus progenitores, terminaron inaugurando una nueva escuela
primaria.
Pero la historia no es tan corta,
ni tan feliz como esta lectura lo plantea. La escuela abrió sus puertas un día de abril casi mayo, en una casa. Las
únicas personas que estaban allí para la educación y el cuidado de los chicos
eran la seño Ale y la portera Ramona. Era una casa pequeña, un ex local comercial de barrio que estaba
pegado a otra casa; el patio, era un patio de casa común y corriente. No había
mástil donde izar la bandera, no había turno tarde, no había biblioteca, ni
laboratorio, ni tazas; no había profesores de música, ni de plástica, ni de
educación física. No había mucho en lo material, pero si había mucha buena
predisposición y muchas ganas de aprender.
La escuela empezó y terminó el ciclo electivo
en la misma casa por tres años consecutivos. Al finalizar el segundo ciclo
escolar, la escuela-casa ya no alcanzaba
y se tuvo que alquilar otro local a donde asistirían los tres primeros años del
ciclo 1999. Pese a todas las contras que la política educativa ofrecía, poco a
poco se fueron logrando pequeños objetivos que condujeron finalmente al
objetivo más soñado: El espacio físico propio.
Y así, con la lucha constante de
cuatro años, con paros, con ciclos electivos comenzados a destiempo, con toma
del colegio por parte de los padres, con innumerables peregrinaciones al Ministerio
de Educación, Legislatura y Casa de Gobierno Provincial. Luego de interminables
y muy raras reuniones con los gobiernos de turno. Después de tanto, tanto… se
logró al fin, la construcción del edificio del Centro Provincial de
Educación N° 59, más conocido como
Escuela 59.
Para los tiempos que corrían, el
logro que consiguieron aquellos padres y vecinos del Barrio Vista Hermosa fue
destacado. La lucha provocó la construcción de la última escuela creada en la
ciudad, para envidia de la Escuela N° 227, en donde los chicos seguían estudiando
dentro tráileres. Ó para envidia de la Escuela Especial N° 10 que- al igual que
la escuela N° 59- funcionaba y siguió funcionando un tiempo después, sin un espacio físico propio.
Pero el caos educativo no es solo
cosa del siglo pasado. Los años pasaron, los gobiernos cambiaron, la población
se duplicó. La ciudad se extendió por las mesetas, parcelas y hasta desaparecieron chacras. Los
grandes mercados de las familias fundadoras, desaparecieron y llegó un
monopolio disfrazado de cooperativa. La ciudad se dividió más en “el
pueblo y en el barrio”, en “el casco
viejo y el casco nuevo”, en “el bajo y el alto”. Se construyó un autódromo, se
renovaron las plazas, se cerraron boliches, se abrieron boliches, se hicieron más
rotondas, más paseos turísticos, se asfaltaron más calles. Se hizo mucho, pero
se les olvidó –como suele suceder- la educación.
Terminada la primera década del
siglo XXI, la crisis se sigue sintiendo. Faltan jardines, escuelas primarias,
un colegio técnico, otro CEMOE (Centro de Enseñanza Mano de Obra Especializada)
y un turno en el EPA N° 8 que tuvo que ser cerrado. Las escuelas que hay, están
en malas condiciones. Al menos dos
colegios secundarios carecen de S.U.Ms, las escuelas primarias están superpobladas,
los servicios de gas, agua y luz están muy deteriorados, los talleres de la E.P.E.T.
N° 2 necesitan ser ampliados. El mantenimiento de los colegios es malo. Además,
a los jardines de infantes y al CEMOE N° 3 los excede la demanda. La educación
en Centenario, vuelve a ser un caos.
Hoy el PEVA, (Padres, Estudiantes
y Vecinos Autoconvocados) luchan por la construcción de los edificios de la
escuela primaria N° 358, el jardín N °59
y la ampliación de los talleres en la E.P.E.T. N° 2 como prioridad. A estos
reclamos se le suman las creaciones de nuevos centros educativos (EPET, CEMOE,
Jardines Maternales, etc.) y la mantención de las condiciones edilicias de los colegios
que están funcionando en la actualidad.
El alquiler de casa y locales
para hacerlos funcionar como escuelas no es la solución que la gente necesita,
el cierre de un turno en una escuela para adultos, tampoco lo es; y hacer oídos
sordos a los reclamos de la gente, definitivamente no habla bien de un gobierno
“popular neuquino” . Los años pasaron y las soluciones siguen siendo igual de
incompetentes hace 15 años atrás.
Todo eso es
lo que la población centenariense reclama, todo eso es por lo que los padres,
estudiantes y vecinos, marchan. Para que sus “hijos no sigan estudiando en un
gallinero” reclamo el papá de uno de los niños afectados. Para que en el 2013,
haya un espacio en condiciones en dónde esos más de 300 chicos puedan disfrutar
de su derecho a la educación publica, gratuita y laica.
Ya pasaron 15 años desde que se
creó la última escuela primaria y pasó una década desde que se creo el último
colegio secundario. La demanda educativa se incrementa junto con la población y
esa política es la que nunca pudo ser solucionada.
Comenten, critiquen, construyan,
disfruten de la libertad y luchen por la educación pública. Buona vitta.
Como residente de la ciudad de centenario desde hace ya 20 años, puedo decir que tenes razon en todo lo que decis. La educacion ya es terreno de nadie en estos lares, y la juventud de a poco se ve en jaque por la falta de espacio y educacion.
ResponderEliminarMuy buena redaccion!!