miércoles, 22 de agosto de 2012

La ignorancia incurre en el error


A fines de 1996 la crisis educativa salía a la luz en Centenario, una ciudad en crecimiento que para fin de siglo, tan solo poseía 25 mil habitantes, aproximadamente. La ciudad, contaba con seis escuelas primarias públicas que se vieron obligadas, gracias a la crisis educativa, a dejar a 37 niños sin la posibilidad de educarse. La mayoría de las familias de estos niños eran de clase media baja, por lo que la idea de pagar por la educación no era una opción y menos aún la idea de enviar a sus pequeños hijos a escuelas de ciudades aledañas. Así fue, a grandes rasgos, la historia de la formación de la escuela N°59, un colegio que empezó con 37 alumnos de 6 años que, sin más destinos en donde educarse y gracias al esfuerzo y preocupación de sus progenitores, terminaron inaugurando una nueva escuela primaria.

Pero la historia no es tan corta, ni tan feliz como esta lectura lo plantea. La escuela abrió sus puertas  un día de abril casi mayo, en una casa. Las únicas personas que estaban allí para la educación y el cuidado de los chicos eran la seño Ale y la portera Ramona. Era una casa pequeña,  un ex local comercial de barrio que estaba pegado a otra casa; el patio, era un patio de casa común y corriente. No había mástil donde izar la bandera, no había turno tarde, no había biblioteca, ni laboratorio, ni tazas; no había profesores de música, ni de plástica, ni de educación física. No había mucho en lo material, pero si había mucha buena predisposición y muchas ganas de aprender.

 La escuela empezó y terminó el ciclo electivo en la misma casa por tres años consecutivos. Al finalizar el segundo ciclo escolar,  la escuela-casa ya no alcanzaba y se tuvo que alquilar otro local a donde asistirían los tres primeros años del ciclo 1999. Pese a todas las contras que la política educativa ofrecía, poco a poco se fueron logrando pequeños objetivos que condujeron finalmente al objetivo más soñado: El espacio físico propio.

Y así, con la lucha constante de cuatro años, con paros, con ciclos electivos comenzados a destiempo, con toma del colegio por parte de los padres, con innumerables peregrinaciones al Ministerio de Educación, Legislatura y Casa de Gobierno Provincial. Luego de interminables y muy raras reuniones con los gobiernos de turno. Después de tanto, tanto… se logró al fin, la construcción del edificio del Centro Provincial de Educación  N° 59, más conocido como Escuela 59.

Para los tiempos que corrían, el logro que consiguieron aquellos padres y vecinos del Barrio Vista Hermosa fue destacado. La lucha provocó la construcción de la última escuela creada en la ciudad, para envidia de la Escuela N° 227, en donde los chicos seguían estudiando dentro tráileres. Ó para envidia de la Escuela Especial N° 10 que- al igual que la escuela N° 59- funcionaba y siguió funcionando  un tiempo después,  sin un espacio físico propio.

Pero el caos educativo no es solo cosa del siglo pasado. Los años pasaron, los gobiernos cambiaron, la población se duplicó. La ciudad se extendió por las mesetas,  parcelas y hasta desaparecieron chacras. Los grandes mercados de las familias fundadoras, desaparecieron y llegó un monopolio disfrazado de cooperativa. La ciudad se dividió más en “el pueblo  y en el barrio”, en “el casco viejo y el casco nuevo”, en “el bajo y el alto”. Se construyó un autódromo, se renovaron las plazas, se cerraron boliches, se abrieron boliches, se hicieron más rotondas, más paseos turísticos, se asfaltaron más calles. Se hizo mucho, pero se les olvidó –como suele suceder- la educación.

Terminada la primera década del siglo XXI, la crisis se sigue sintiendo. Faltan jardines, escuelas primarias, un colegio técnico, otro CEMOE (Centro de Enseñanza Mano de Obra Especializada) y un turno en el EPA N° 8 que tuvo que ser cerrado. Las escuelas que hay, están en malas condiciones. Al menos dos  colegios secundarios carecen de S.U.Ms, las escuelas primarias están superpobladas, los servicios de gas, agua y luz están muy deteriorados, los talleres de la E.P.E.T. N° 2 necesitan ser ampliados. El mantenimiento de los colegios es malo. Además, a los jardines de infantes y al CEMOE N° 3 los excede la demanda. La educación en  Centenario, vuelve a ser un caos.

Hoy el PEVA, (Padres, Estudiantes y Vecinos Autoconvocados) luchan por la construcción de los edificios de la escuela  primaria N° 358, el jardín N °59 y la ampliación de los talleres en la E.P.E.T. N° 2 como prioridad. A estos reclamos se le suman las creaciones de nuevos centros educativos (EPET, CEMOE, Jardines Maternales, etc.) y la mantención de las condiciones edilicias de los colegios que están funcionando en la actualidad.

El alquiler de casa y locales para hacerlos funcionar como escuelas no es la solución que la gente necesita, el cierre de un turno en una escuela para adultos, tampoco lo es; y hacer oídos sordos a los reclamos de la gente, definitivamente no habla bien de un gobierno “popular neuquino” . Los años pasaron y las soluciones siguen siendo igual de incompetentes hace 15 años atrás.

Todo eso es lo que la población centenariense reclama, todo eso es por lo que los padres, estudiantes y vecinos, marchan. Para que sus “hijos no sigan estudiando en un gallinero” reclamo el papá de uno de los niños afectados. Para que en el 2013, haya un espacio en condiciones en dónde esos más de 300 chicos puedan disfrutar de su derecho a la educación publica, gratuita y laica.

Ya pasaron 15 años desde que se creó la última escuela primaria y pasó una década desde que se creo el último colegio secundario. La demanda educativa se incrementa junto con la población y esa política es la que nunca pudo ser solucionada.

Comenten, critiquen, construyan, disfruten de la libertad y luchen por la educación pública. Buona vitta.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Encender la lamparita otra vez


Julio pasó a la velocidad de la luz. Luego de estas efímeras vacaciones, he vuelto a deambular aquí y por lo que se puede observar, este blog  esta más lleno de ideas que de contenido. Por eso volví. Para traer las historias más innecesarias que un estudiante puede leer! ¿Por qué innecesarias? Por  la simple razón de que las historias aquí contadas no tienen el afán de informar sobre el caos que el mundo, fuera de los libros, nos ofrece. Sin embargo,  la idea capital de este espacio es contar las buenas y las malas que nos ofrece la esfera educativa en la que estamos inmersos.

Las buenas, por un lado, son que volvemos al último cuatrimestre del año y  que falta menos para el verano! Para algunos es el último cuatrimestre de la carrera… y eso, pese a la nostalgia que puede ocasionar el fin de una etapa, es buenísimo. Para otros, simplemente es un cuatrimestre más. Pero eso no es malo, sino todo lo contrario. Es la etapa del reencuentro con esos compañeros medios zombis, a los que despediste en junio y que ahora vuelven con caras mas humana, con los ánimos totalmente renovados,  listos para afrontar la última etapa de este 2012.

Pero como la moneda tiene doble cara, también existe una parte mala. Esta es la parte en la que se deben sacar  finales, en las que se deben rendir  los últimos parciales, es la vuelta a la rutina. Adiós a los almuerzos familiares, adiós a los asados domingueros, adiós a los ratos de ocio sin culpa, adiós a los “almuerzayunos”, adiós a las salidas de entresemana sin culpa...adiós, hasta diciembre.

Volvemos a nuestros hogares estudiantiles. Volvemos a convivir con gente que no es nuestra familia, que no es nuestra pareja, que – a veces – ni siquiera es nuestro compañero de facultad. Volvemos a vivir con un extraño que, al mismo tiempo, es  todo lo anterior pero no es nada de eso.
 Otra vez pagar los impuestos, otra vez  poner el despertador, otra vez un escritorio lleno de fotocopias, otra vez hacer las compras, otra vez hacer la comida, otra vez comer a cualquier hora, otra vez estar apurados, otra vez leer libros aburridos, otra vez dormir tres horas diarias, otra vez, otra vez, otra vez … extrañar a mamá!

Para los que viajan es un poquito peor. Otra vez  viajar en colectivo o trafic por las distintas ciudades de nuestro Alto Valle. Salir de casa tres horas antes y llegar a casa tres horas después.  Otra vez, viajar con más de quince desconocidos. Otra vez enterarte de los problemas de personas que no conoces y otra vez gente desconcentrándote mientras intentas leer para un parcial. Otra vez viviendo sobre cuatro ruedas, ver tu vida pasar entre colectivo- o trafic -  facultad y utilizar la casa de tus padres sólo para dormir. En fin, volver a ser pasajeros en “transito perpetuo”, diría  un genio musical.

Y así, con menos ganas y más paciencia, retornamos a la vida estudiantil. El segundo cuatrimestre, da miedo pero nos esperan buenas alternativas: una semana del estudiante, un comienzo de primavera, un octubre con feriados, noviembre siempre es complicado pero cuando termina siempre hay un gran diciembre esperando. Con las promesas de nuevos post más interesantes y mejores que el que acaban de leer, dejo de escribir en este punto.

Comenten, critiquen, construyan, disfruten de la libertad y tengan un buen cuatrimestre que falta poquito para terminar. Buona vitta.