lunes, 10 de septiembre de 2012

Por la educación decente de Cente


En una ciudad de más de 40 mil habitantes, es raro ver en sus calles a 500 personas sobre el asfalto de sus calles principales, caminando con carteles en las manos, un jueves de lluvia intensa a media mañana.




Menos habitual es ver ese numero de personas duplicado unas semana después (6/09)  y repitiendo el accionar de la marcha anterior. Carteles, pancartas, folletos, gente hablando con un megáfono. Medios tratando de capturar esa realidad repetida que molesta a tanta gente.  Los que no se enteraron de la marcha o algún que otro “yo apoyo pero no me meto”, miran desde la vereda.



La ciudad está molesta: el ruido, los carteles, el tránsito varado. Todo es molesto. Los manifestantes representan al  uno por ciento de la ciudad, pero detrás de ellos están todos esos niños, que son la razón de esa tan ruidosa caminata. El referente, organizador de la marcha es  Jorge Mulbayer, padre de un alumno de la escuela primaria N° 358 que funciona a partir del actual año en un “gallinero” dice indignado. El colegio funciona en un lugar prestado, que no cuenta con las condiciones edilicias.   En centenario hay 120 chicos concurren a un colegio “gallinero”.

El Centro Provincial de Educación número 358, funciona en las instalaciones del EPA N°8 (Escuela Para Adultos), que se vió obligada a cerrar uno de sus turnos para que  funcionara el  colegio primario. La educación de los niños se vuelve más importante que la de los adultos.

La corta historia del Jardin de Infantes N°59, no es muy diferente. La instalación oficial del centro educación es la misma que la E.P.E.T.  N °2. El jardín funciona en una casita dentro del predio del único colegio técnico de la ciudad. El lugar fue cedido, de manera transitoria, por las autoridades del colegio hace tres años y cuenta con dos salitas superpoblada de infantes. El jardín deja una buena enseñanza: compartir.
Se comparte el terreno de un colegio, se comparte el espacio personal dentro de las aulas, se comparte un solo baño entre Maestras/os, personal de servicio, directivos y los más de 100 niños, se comparte todo…si, tal vez se compartan enfermedades.

Pero la solidaridad del colegió técnico no es reconocida. Los alumnos ingresantes de la única EPET de la ciudad deben hacer una hazaña cada año para conseguir una vacante. El pasado 2011 más de 40 familias acamparon para poder conseguir un lugar en la institución educativa. Este año los números van a ser similares. Ya no hay privilegios para hermanos y familiares, todos tienen las mismas posibilidades de no quedar.

Por esto y por muchas irregularidades, el P.E.V.A marcha. 

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